SAVOIR-FAIRE

EL DIAMANTE AZUL

ESPLENDOR EN ESTADO PURO DE UN OBJETO DE DESEO

Apenas una minúscula fracción de las grandes joyas del mundo son conocidas por sus nombres. El Diamante Azul, también conocido como Le Bijou du Roi y el Tavernier Blue, es quizás una de las más célebres. Esta impecable piedra preciosa de 45,52 quilates se forjó en uno de los mantos con mayor actividad de la Tierra en tiempos inmemoriales, resultado de condiciones y presiones de una magnitud inimaginable. El Diamante Azul redefinió nuestro concepto de la belleza natural, e incluso después de cinco siglos de asombro, sigue siendo uno de los objetos de deseo más fascinantes de hoy en día.

DE LAS PROFUNDIDADES DE LA TIERRA AL MUNDO EXTERIOR

Formado hace más de mil millones de años en India, e incrustado en una cubierta de kimberlita, el Diamante Azul podría haber surgido a la superficie a principios del siglo XVII. Uno de los primeros récords de este diamante tuvo lugar en 1666, cuando fue comprado por Jean-Baptiste Tavernier con un peso de 115 quilates. Tavernier se llevó consigo el diamante a París, con sus cantos al natural, una forma triangular y desbordante de brillo por su tamaño y su extraordinario color azul. Una vez en la capital francesa, este daría los pasos necesarios para iniciar su astronómico viaje hacia la prosperidad.

Estando en París, resultaba casi imposible que el diamante Tavernier Blue no atrajera la atención de la realeza. Tanto fue así que esta pieza fue vendida, junto con otros miles de diamantes, al rey Luis XIV, quien lo hizo reducir a 67 quilates para montarlo sobre un alfiler de corbata. Posteriormente lo engastaría sobre oro y formaría con él un collar para ceremonias. El diamante permaneció en la casa real, sufriendo modificaciones con cada generación. Luis XV hizo que colocaran la pieza en un elaborado colgante para el Toison D’Or, mientras que a su nieto, Luis XVI, se lo confiscaría el gobierno al huir de Versalles. El Diamante Azul desaparecería durante muchos años tras un saqueo en 1792, reapareciendo en Londres, donde, de nuevo, quizá inevitablemente, fue adquirido por la casa real británica en la persona de Jorge IV.

Al pasar a manos privadas, el Diamante Azul viajó cruzando todo el océano Atlántico hasta alcanzar el Nuevo Mundo. Subastado a un comprador en Washington D. C., pasó algún tiempo engastado sobre una exquisita tiara de diamantes a principios del siglo XX. La pieza fue finalmente a parar a un collar de platino con el que se le relaciona hoy día, en el que muestra sus sesenta exquisitas caras. No obstante, una pieza de joyería de tal magnitud no podía estar destinada a permanecer en manos privadas. Finalmente, el Diamante Azul entró a formar parte de la Smithsonian Collection, donde permanece con el estatus de mito, rodeado de historias y leyendas de maldiciones, y continúa fascinando e inspirando desde una curiosidad y una admiración eternos.

El Diamante Azul es exhibido en el Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian. Créditos de la foto: Smithsonian Institution.
LUMINOSIDAD NATURAL, CAPTURADA PARA LA ETERNIDAD
El Diamante Azul es el mayor diamante del mundo en ese color, con 45,52 quilates. Créditos de la foto: Chip Clark, Smithsonian Institution.

Con su color único y hechizante, y la manera en que juega con la luz, el Diamante Azul ha embaucado a una generación tras otra. Los diamantes de color son valiosos por su rareza, carácter único y encanto, y el cautivador azul del Diamante Azul, considerado uno de los tonos más extraordinarios y buscados, es sin lugar a dudas uno de los rasgos que le otorgan su legendario estatus.

Cabe recordar que la belleza y el impacto de las piedras preciosas, al igual que ocurre con numerosas obras de arte y objetos preciosos, dependen en gran parte del contexto y del marco. Es incuestionable que el engaste actual del Diamante Azul en brillante platino enaltece e intensifica su tono azul. Es posible que sus anteriores engastes sobre oro y sin pulir, mermaran el efecto brillante y el impacto de su tonalidad azul quizá menos apreciada entonces. De hecho, el propio Tavernier afirmaba que el color original del Diamante Azul no era azul, sino un ‘beau violet’, posiblemente en referencia a un rasgo de la piedra sin pulir que se fue perdiendo en los posteriores engastes.

MISTERIOS DEL DIAMANTE AZUL

El Diamante Azul ha sido examinado, testado, clasificado y reclasificado por gemólogos en diversas ocasiones a lo largo de su larga e ilustre vida, teniendo en cuenta que su belleza despertó el mismo nivel de curiosidad química y geológica como de asombro. La propia existencia de los diamantes azules fue, durante mucho tiempo, un verdadero rompecabezas para los científicos, quienes no se explicaban el origen de dicha tonalidad. Se han necesitado numerosas intervenciones e investigaciones sobre la piedra preciosa para revelar sus numerosos secretos, enriqueciendo sobre medida el campo de la gemología y otras ciencias naturales.

Pese a no ser la primera de las investigaciones sobre la composición química y las propiedades del Diamante Azul, los experimentos de 2010 llevados a cabo por el Instituto de Gemología Smithsonian han sido, hasta la fecha, los más reveladores y esclarecedores. A través de un exhausto estudio, los expertos fueron capaces de identificar por primera vez la variedad de elementos del diamante. Se halló que el diamante azul contiene un elemento colorante como es el boro, el porqué de su glorioso tono azul. Curiosamente, la misma investigación concluyó que el diamante incluía rastros de una coloración violeta que, aunque imperceptible para el ojo humano, puede contribuir al lustre y excepcional tono azulado de esta piedra preciosa. Esto explica el ‘beau violet’ de Tavernier.

Ya sea a través de los ojos de gemólogos en sus laboratorios o admirada como parte de la colección de un museo, la belleza pura del Diamante azul inevitablemente inspira un sentido de magnificencia y asombro, con su esplendor inmaculado y su belleza eterna. Si bien esta impresionante piedra preciosa continúa dando sentido al entendimiento de la belleza natural y la revelación de sus secretos, no cabe duda de que por muchos secretos de diamantes que se revelen, la fascinación en torno a ellos no cesará.

Embracing Hope, diseñado por Harry Winston para el 50º aniversario del Diamante Azul.
Créditos de la foto: Don Hurlbert, the Smithsonian Institution.
ESPLENDOR EN ESTADO PURO DE LA PRAIRIE
Platinum Rare Collection

Desde las majestuosas cumbres de los Alpes suizos a las profundidades del mar, más allá de la corteza terrestre y de las corrientes que descienden de las montañas, La Prairie viaja a lugares recónditos para encontrar los ingredientes más extraordinarios y beneficiosos que le ayuden a cumplir su promesa de una belleza eterna. Esplendorosos y puros, estos elementos toman forma en el revitalizante caviar, el extraordinario caviar blanco, el opulento oro y el eterno platino, conformando al mismo tiempo las extraordinarias y suntuosas fórmulas de La Prairie.

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