Arte y arquitectura

EL CENTENARIO DE BAUHAUS

UN SIGLO DE ETERNIDAD

Pocos movimientos artísticos han tenido un impacto similar al de la Bauhaus. Tanto, que el propio término se ha convertido en sustantivo, adjetivo y el nombre de una casa. Su mención evoca de inmediato imágenes de bloques de pisos y tipografías, de estéticas arquitectónicas audaces y mobiliario mínimo, así como un amplio repertorio de características de diseño con el indiscutible sello del lenguaje Bauhaus. Los artistas que estudiaron en Bauhaus, en particular el fundador del arte moderno, Wassily Kandinsky, prosiguieron reinventando la pintura, creando nuevos lenguajes visuales que dieron forma a la cultura tal y como la conocemos hoy en día. Célebres arquitectos de la Bauhaus, como Ludwig Mies van der Rohe, llevarían esta visión hasta lugares como Chandigarh en India, Chicago, Tel Aviv y más allá. Así, podemos ver la estela de la Bauhaus en numerosas piezas, desde el mobiliario de diseño plano a la estética minimalista de los teléfonos inteligentes de hoy en día. Este movimiento, esta escuela de pensamiento y de diseño, se ha convertido en la tipografía en la que se ha escrito nuestro futuro.

Creada durante la República de Weimar alemana (1919-1933), la escuela Bauhaus supo difuminar la línea divisoria entre el arte y la artesanía desde una visión utópica con vistas a la creación de una nueva estética que abarcara toda la industria. Impulsada por la experimentación y la colaboración, y apoyada por resultados duraderos y un amplio espectro de opiniones y reacciones, estableció un patrón para el resto del siglo XX hasta hoy. Ahora que se cumple un centenario de su nacimiento, tras décadas en las que ha sido desdeñada, celebrada, incomprendida y dejada de lado por igual, y finalmente aceptada y adoptada incondicionalmente por la mayoría, sus veneradores y detractores son capaces de ofrecer su punto de vista sobre este siglo de influencia e innovación. Detrás de las líneas elegantes y sencillas de la Bauhaus, y debajo de su austero exterior blanco, encontramos el verdadero sentido de la eternidad que ha fundamentado nuestro estilo de vida.

ORIGEN: DESDE EL JUGENDSTIL HASTA LA BAUHAUS

A pesar de su audacia y prevalencia sobre un orden totalmente nuevo, es posible localizar los orígenes de la Bauhaus. Walter Gropius, el arquitecto pruso responsable de la creación de la Bauhaus, insistía en que el enfoque de su escuela se basaba en el valor equitativo dado al conocimiento técnico y a la habilidad artística, una visión que tiene su precedente en el movimiento Jugendstil, y en los artes y oficios ingleses unas décadas antes. El Jugendstil, con su aproximación juvenil y el papel que otorgaba a las bellas artes dándoles fines prácticos, recogía ya algunos de los aspectos que cuajarían en los postulados de la Bauhaus. Los artistas del Jugendstil eran conocidos, entre otras cosas, por su talento colaborativo para producirlo todo, desde los diseños arquitectónicos a los sets de escenario, de los anuncios a otros formatos más tradicionales.

Otro movimiento clave que sentó los cimientos sobre los que se construyó la Bauhaus fue el Wiener Werkstätte. Su cofundador, Josef Hoffman, el ceramista austríaco conocido por su icónico menaje del hogar monocromático y sus excéntricas sillas, demostró cómo las bellas artes, los productos de consumo y el diseño industrial no están tan alejados como se había supuesto hasta ahora. Si profundizáramos en los orígenes de la Bauhaus, podríamos incluso citar a este talento como pieza clave en la creación tanto de la visión de la Bauhaus como de su estética.

Hoffmann, Josef (1870-1956): liquor glass, Wiener Werkstätte, aprox. 1911. MAK - Austrian Museum of Applied Arts, Viena. Fotografía: © Peter Kainz/MAK. 
EDIFICACIONES
Edificio Bauhaus en Dessau del arquitecto Walter Gropius. Fotografía: Glenn Garriock. 

La creación de la Bauhaus como espacio físico, y no meramente un enfoque, un concepto o una estética, nació de la colaboración y el resultado de un proyecto local liderado por Gropius en conjunción con el estado. El Ayuntamiento de Dessau comisionó y proveyó la parcela de tierra para la escuela, que puso en el horizonte una nueva dirección, un lenguaje nacional de diseño y un nuevo centro de excelencia artística y técnica ante los cuales no podrían oponerse las autoridades locales.

El propósito inicial de la escuela era romper las barreras existentes entre todas las disciplinas artísticas, minando los esquemas de pensamiento que dividen las bellas artes de la ‘artesanía’. La declaración inicial de Gropius fue “la construcción de un nuevo futuro que unifique todas las disciplinas y que se eleve al cielo desde las manos de millones de trabajadores, como símbolo cristalizado de una nueva fe”. El suyo era un concepto de fusión, llevado a niveles inimaginables. El artista y fotógrafo húngaro Moholy-Nagy es un ejemplo de peso a considerar. Como uno de los colaboradores más famosos de la Bauhaus, su obra mezcla de manera fluida la brillantez técnica con imágenes liberadas, esculturas tradicionales y arte conceptual de formas completamente nuevas.

Mientras que el éxito de la visión de Gropius se dio a través del lenguaje arquitectónico modernista nacido del diseño de la Bauhaus, el legado artístico de la efímera escuela lo encontramos allá donde miremos. De hecho, el uso audaz de las líneas y el color, esa aproximación tan de la Bauhaus, asociada con artistas y grabadores como Oskar Schlemmer, se puede ver en los supermercados, en las portadas de los libros y el embalaje de alimentos, diseño de cabinas de automóviles, firmas de lujo, señales de tráfico, menaje de cocina… La lista de lugares en los que se respira el espíritu de colaboración de la Bauhaus y las bases de su estética es inabarcable.

DECONSTRUCCIÓN

La Bauhaus ha partido siempre de la creencia de que para lograr que florezca la habilidad artística, es necesario basarse en la excelencia técnica. A pesar de que esta creencia estaba fundamentada en la propia realidad que nos rodea, la escuela vio como el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania en los años 30 cortaba sus alas. Puede que la Segunda Guerra Mundial cambiara la dirección de la ideología Bauhaus, pero su valor o habilidad para atraer, influir y dividir opiniones no sucumbió a ella. A medida que ha avanzado el siglo XX, la estética artística y el diseño arquitectónico se han ido pareciendo más e inspirándose más en las obras de la Bauhaus sobre la conciencia pública, una tendencia que no ha hecho sino afianzarse y crecer con el cambio de siglo.

Quizá uno de los catalizadores clave del atractivo imperturbable de la Bauhaus fue su transformación en fenómeno social, más que en una visión europea del arte y el diseño. Resulta casi irónico que los intentos por mermar su visión creativa en la Alemania de los años 30 hayan hecho de ella el movimiento magistral que es hoy en día. De hecho, en la segunda mitad de los años 30 vimos cómo la gran mayoría de los representantes de la Bauhaus emigraron a los EE. UU., desilusionados ante la cultura artística retrógrada de la Alemania del momento. Dichos miembros no tardaron mucho en ser reconocidos en las comunidades artísticas de Nueva York, tanto que en 1938, el MoMA presentó una exposición de la Bauhaus, consolidando así su posición como movimiento modernista de arte, arquitectura y diseño.

Kandinsky, Wassily (1866-1944): Soft pressure, 1931. Rusia, siglo XX. Colección privada. ©2019, DeAgostini Picture Library/Scala, Florencia. 
DANDO FORMA AL MUNDO Y AL FUTURO
Mies van der Rohe, Ludwig (1886-1969): New National Gallery, Berlin, Germany, 1968. Interior view of main entry area. Nueva York, Museum of Modern Art (MoMA). Mies van der Rohe Archive, regalo del arquitecto. ©2019. Digital image, The Museum of Modern Art, Nueva York/Scala, Florencia  

Cien años después del surgimiento del que quizá sea el movimiento artístico de mayor influencia en el siglo XX, ¿cómo podemos ver la Bauhaus desde una perspectiva holística, con la sabiduría que da el paso del tiempo? No cabe duda de que la escuela y sus obras crearon controversia en la sociedad conservadora de su tiempo.

No obstante, visto en retrospectiva, se puede afirmar que la Bauhaus, como escuela y como movimiento, no supuso, como afirman algunos, ninguna amenaza para la elegancia de sus predecesores. Tampoco es la manifestación artística de un grupo de modernistas. La Bauhaus fue, es, y continúa relacionándose con la abundancia de energías creativas, del verdadero valor de la convicción, y un movimiento que valoraba las aptitudes técnicas aprendidas tanto como el talento innato. En este sentido, y en muchos otros, ha logrado abarcar cada uno de los aspectos de la producción comercial y de la vida cultural, dejando su huella en los movimientos artísticos que la sucedieron, en una amplia variedad de sectores y en casi todos los países del mundo. Desde los teléfonos inteligentes que tenemos en los bolsillos al arte exhibido en nuestras paredes, pasando por las casas y las ciudades en que residimos, vivimos en un mundo inspirado por la Bauhaus.

LA INFLUENCIA ETERNA DE LA BAUHAUS

En el diálogo entre forma y función, menos es más. Las formas geométricas y la economía del color vistos en los diseños de los envases y frascos de La Prairie se inspiran en los códigos definitorios de la Bauhaus – líneas simples y limpias, formas abstractas y tonos impactantes y puros que coexisten en armonía y se complementan. El diseño de la icónica Skin Caviar Luxe Cream es el ejemplo perfecto de esta filosofía. Cuando la fórmula así lo requiere, ciertos envases incluyen sistemas de activación tecnológicos que elevan la experiencia. En otros, su diseño sencillo, cuya elegancia se basa en la simplicidad, se lleva todo el protagonismo.

Skin Caviar Luxe Cream