INNOVACIONES

En busca de la eternidad

La naturaleza del tiempo al descubierto

La esencia del tiempo y la incógnita de la eternidad han intrigado a la humanidad desde los inicios de la filosofía y la ciencia, y la búsqueda de respuestas en cuanto al principio y el fin de todas las cosas ha generado las preguntas más profundas que nuestra civilización se ha planteado nunca. La búsqueda del tejido del tiempo, la quinta esencia de la causa y el efecto, y la naturaleza de cómo transcurre cada segundo constituyen la fuerza motriz que ha impulsado las investigaciones más recientes en el campo de la física, las cuales han revelado secretos y hallazgos con cada descubrimiento.

A medida que sentimos el tictac del reloj con cada instante que vivimos, es irremediablemente humano intentar comprender la eternidad. Sin embargo, cuanto más aprendemos sobre la naturaleza del tiempo, más nos damos cuenta de que, quizás, nuestra percepción de su transcurso es tan solo una faceta de algo infinitamente más complejo y fascinante.

TIEMPO, RELATIVIDAD Y EL IMPACTO DE LA PERCEPCIÓN

El tiempo parece inmutable, siempre hacia delante, donde cada día se divide con la regularidad de las horas y los minutos, y cada minuto se secciona en segundos, que, a su vez, se fraccionan en cantidades sucesivamente más pequeñas. No obstante, los máximos avances en la física del tiempo han demostrado que esto está lejos de ser así. Cuando se analiza a través del prisma del espacio exterior e interior, observamos que el tiempo es tan complejo como frágil y tan flexible como infinitamente sorprendente.

La teoría de la relatividad de Einstein sostiene que cuanto mayor es la gravedad, más lentamente pasa el tiempo. Efectivamente, el transcurso del tiempo depende de la localización, ya que la dimensión del espacio-tiempo no es plana ni lineal. De hecho, se curva extraordinariamente, con lo que cuanto más cerca se encuentre un objeto de un centro de fuerza gravitatoria de gran magnitud, más rápidamente marcará el reloj el paso de los segundos. Este es el motivo por el que los astronautas envejecen de una forma ligeramente distinta a los que estamos aquí, en tierra firme, aunque sea por cuestión de microsegundos, al quedar liberados mínimamente por la curvatura del espacio-tiempo de la gravedad de la Tierra.

Einstein escribió también ampliamente sobre nuestras percepciones del tiempo y se extasió hablando de cómo el reloj se acelera cruelmente en los momentos de pasión y amor. Sentir que el tiempo pasa de forma más rápida a medida que nos hacemos mayores es algo que todos hemos experimentado, pero solo recientemente los científicos han descubierto por qué podría suceder. Se ha averiguado que los principios del flujo del tiempo están correlacionados con la física de la mente humana. A medida que crecemos, los patrones neuronales de nuestro cerebro y la forma en la que procesamos datos se hacen cada vez más complejos. En este sentido, el tiempo no es solo relativo en el espacio, sino también en nuestra mente.

EN BUSCA DE LA FLECHA DEL TIEMPO

Si el tiempo es relativo tanto en el universo físico como en la mente humana, ¿acaso se podría decir siquiera que existe? Si la propia existencia del tiempo como una fuerza tangible no está clara, comprender la naturaleza de la eternidad es incluso más complicado. Después de todo, la física contemporánea sostiene que el tiempo no fluye por el vacío infinito del espacio, solo existe. No obstante, no hay duda de que el tiempo parece tener una dirección hacia delante, una marcha adelante, y un empuje hacia el futuro y la eternidad que hay más allá. Preguntarse si esto es simplemente una ilusión de la mente humana es una de las cuestiones más importantes de la ciencia actual.

Esta marcha adelante hacia el infinito se conoce en física como la flecha del tiempo. Psicológicamente, y desde nuestra perspectiva como seres humanos y nuestra experiencia general en torno al tiempo, nos encontramos con este fenómeno cada día. Somos conscientes de que la causa siempre precede al efecto, y nuestra anticipación a lo que depare el futuro, ya sea inmediato o lejano, dicta nuestro comportamiento y la forma en que vivimos la vida. Nuestro sentido de la flecha del tiempo y la esencia de la perpetuidad que proporciona ejercen un poder asombroso en nuestra noción de la realidad.

En termodinámica, la flecha del tiempo también se hace patente de forma clara. La segunda ley de la termodinámica sostiene que la entropía aumentará siempre o se mantendrá igual a lo largo del tiempo, algo que podemos observar repetidamente en el universo. Los cosmólogos, en general, también tienen evidencias del movimiento hacia delante del tiempo, al observar la expansión del universo conocido tras el Big Bang. No obstante, los cosmólogos contemporáneos están planteando teorías que sostienen que esta expansión podría no ser eterna y que, una vez que el universo deje de expandirse, podría empezar a contraerse. En esta “Gran Implosión”, el tiempo podría ir al revés, en un flujo hacia atrás imparable, así que la flecha del tiempo podría no estar apuntando tan fijamente como parece.

Trayectorias del espacio profundo. Créditos de la foto ©knicolas_jwt
REDEFINICIÓN DE LA NOCIÓN DEL AHORA

Si llegamos a comprender la mecánica del tiempo y, por tanto, el concepto de eternidad, parece probable que las respuestas provengan del campo revolucionario y en continua evolución de la física cuántica. Al estudiar lo más minúsculo del tejido del universo como lo percibimos, nos encontramos poco a poco y atisbo tras atisbo con un panorama más amplio y cautivador.

En 2019 se produjeron importantes avances en mecánica cuántica y la ciencia del tiempo, en los que los físicos desafiaron e incluso parecían echar abajo las leyes de la termodinámica, algo que hasta ahora se consideraba imposible. Con un ordenador cuántico, una partícula elemental simulada se devolvió de un estado entrópico a un estado ordenado. Básicamente, retrocedió en el tiempo en fracciones de un milisegundo. Estos pasos minúsculos, al tiempo que colosales, abren miles de puertas y sugieren la necesidad obligada de un cambio de paradigma total sobre cómo entendemos el comportamiento de las partículas en el tiempo y el espacio.

La teoría de la relatividad general da cabida a conceptos como la eternidad, al detenimiento de los relojes e incluso al retroceso del tiempo. Además, parece que la ciencia está adentrándose en un camino hacia la compresión de estos conceptos y su aplicación en toda su magnificencia. De hecho, a medida que ahondamos más en los misterios de la más enigmática de las dimensiones, más emocionante resulta la noción del dominio del tiempo por parte de la humanidad. Después de todo, revelar la naturaleza del tiempo y conseguir el control de la naturaleza de la eternidad pasa por reconocer el espacio en el que existimos, y continuar adelante en la adquisición de conocimiento y el cuestionamiento.

EL TIEMPO EN SUSPENSO

El platino, el más noble de los metales, se originó con la colisión excepcional de dos estrellas de neutrones en un distante rincón del Universo, donde la gravedad es extrema. Según la teoría de la relatividad de Albert Einstein, cuanto mayor es la gravedad, más lentamente pasa el tiempo. En consecuencia, el platino proviene de un lugar donde el tiempo queda suspendido. Viajó a toda velocidad hasta la Tierra en una lluvia de meteoros hace más de 3500 millones de años y trajo consigo su propia dimensión del tiempo: el “momento platino”.

Intrigados por la posibilidad de alterar las leyes del tiempo que el momento platino representa, los científicos de La Prairie insistieron en su búsqueda de la belleza eterna. Con la nueva innovación de la colección Platinum Rare, La Prairie recrea este momento, un momento en el que el tiempo queda suspendido y da lugar a Haute-Rejuvenation.

Platinum Rare Collection