Arte y arquitectura

LA LUZ DORADA

Capturando la belleza del momento fugaz

El majestuoso despertar de la primera hora del amanecer. El resplandeciente encanto del atardecer. Dos veces al día, el cielo se inunda de luz dorada otorgando una esencia de maravilloso esplendor y belleza eterna a todo lo que toca. Las sombras se alargan, los colores se intensifican y los reflejos en el agua brillan con una impactante y lujosa luz. De entre los fenómenos naturales que se producen frecuentemente, la hora mágica, como se suele llamar a este momento efímero de belleza crepuscular, es, probablemente, el más evocador, y su luz dorada ha servido de inspiración a artistas a lo largo de los años.

A medida que la calidez y el esplendor de la luz dorada se van extendiendo, este efecto de la luz va conectando con nuestra adoración cultural e innata por el oro en todas sus formas, atrayendo nuestra atención hacia su color, el más maravilloso de todos. El oro es un elemento preciado y extraordinario que simboliza inconfundiblemente la belleza natural, y que tiene el potencial de realzar su entorno de innumerables maneras.

La esencia de la luz dorada

Como corresponde al comportamiento tantas veces impredecible de los fenómenos naturales, a veces, la luz dorada se muestra fugazmente durante tan solo unos minutos, mientras que otras se extiende durante más de una hora propagando su belleza. Sin embargo, independientemente del tiempo que dure, este espacio de calidez y luz intensa nunca deja de despertar nuestra imaginación y de transmitirnos una sensación única de tranquilidad y calma. El resplandor dorado se produce a través de un proceso de dispersión y refracción de la luz en el que la luz celeste del Sol se dispersa por nuestra atmósfera mientras la luz solar se va acercando a la Tierra. Esta dispersión de luz celeste y el efecto de ralentización que producen nuestras condiciones atmosféricas generan una luminosidad cálida y de dimensiones estéticas que intensifica la belleza del mundo natural, realza la piel y envuelve todo lo que toca en un aura dorada.

No debería sorprendernos descubrir evidencias de la influencia de la luz dorada en los cánones del arte a lo largo de la historia, dado que las mentes artísticas más brillantes de todo el mundo se han visto seducidas por el impacto y la belleza del oro desde tiempos inmemoriales. La presencia más temprana y, probablemente, la más visualmente impactante de la hora dorada en el arte puede observarse en las pinturas figurativas de los maestros del Renacimiento, con los impresionantes retratos de Caravaggio bañados por una luz dorada embellecedora que es, al mismo tiempo, un fenómeno natural y una expresión de lo metafísico. De igual forma, los artistas del Barroco sentían fascinación por la influencia de la luz dorada sobre los sujetos humanos, y Velázquez y Rembrandt convirtieron las tonalidades doradas de sus retratos en un elemento distintivo de su característico estilo pictórico.

Sin embargo, fue con el nacimiento de la pintura al aire libre y los paisajes de nubes y cielos, así como las escenas campestres de finales del siglo XVIII y del siglo XIX cuando la luz dorada adquirió verdadero protagonismo convirtiéndose en un motivo paisajístico. J. M. W. Turner supo captar verdaderamente la belleza del oro resplandeciente, y atraparla una y otra vez en sus famosos lienzos naturalistas de impresionantes escenas fílmicas con extensos horizontes, profundos valles y mares tempestuosos. John Constable, otro célebre artista británico, representó idílicas escenas campestres inglesas, iluminadas, a menudo, únicamente por el extraordinario resplandor de la luz dorada, y expresando magistralmente el efecto de las sombras largas y la profundidad del color que este momento fugaz suscita por su esencia.

The morning after the storm, 1840-45, J. M. W. Turner. Museo Nacional de Gales. © 2021. Foto: Scala Florence/Heritage Images
Momentos fugaces de belleza
Serie Recados callejeros de ©KangHee Kim.

Quizás, parte del encanto infinito de la luz dorada se basa en su carácter atemporal, que siempre despierta una respuesta profundamente emocional. Con su luz dorada, la hora mágica pone el ilimitado esplendor del oro al alcance de todos, convirtiendo la calidez de la luz solar pura en la calidez emocional de un momento en el tiempo, una adoración por la belleza natural y su impacto en nuestros sentidos. La difusa luz de fondo de la hora mágica transforma lo mundano en ensueño y melancolía, impregnando lo cotidiano de una atmósfera dramática y teatral, avivando y suavizando a la vez lo terrenal y lo sublime.

Por tanto, no es de sorprender que las innovaciones del arte en materia de fotografía y vídeo elevaran las posibilidades creativas de la luz dorada hasta nuevos niveles de expresión y maestría, promoviendo su magnitud inspiradora y trayendo su impacto a la actualidad. Las cualidades de la luz dorada continúan siendo una fuente de atracción significativa para artistas y fotógrafos contemporáneos. Probablemente, uno de los más prestigiosos sea Frans Lanting, que se sirve de la luz del anochecer en su fotografía de naturaleza para aportar un carácter casi surrealista y profundamente teatral a su trabajo. Bill Schwab, cuya obra entraña la belleza sobrenatural de la luz dorada, si bien, a menudo en un difuso blanco y negro, es otro ejemplo importante de un artista con un profundo entendimiento de cómo la luz del anochecer y del amanecer transforman lo cotidiano en algo extraordinario.

Pero el majestuoso resplandor de la luz dorada no solo toca y perfecciona los paisajes naturales, las escenas idílicas pastoriles y las onduladas laderas de los valles o los lagos salpicados por la bruma. También existe un número impresionante de fotógrafos contemporáneos que captan este fenómeno natural en ambientes urbanos, yuxtaponiendo lo angular y lo artificial contra la suavidad del sol del atardecer. Kang Hee Kim lo consigue con un impacto divertidamente nostálgico, recreando icónicos paisajes urbanos al presentarlos bañados por la luz dorada, y las sensibilidades de ciencia ficción de Marilyn Mugot logran un espectacular oxímoron retrofuturista de manera similar. A pesar de la amplia variedad de estilos, técnicas, visiones y enfoques diversos a la hora de capturar la luz dorada en el mundo artístico, la atracción por el color más cautivador de todos es inagotable. Eterna, bella y continuamente transformadora, la preciada naturaleza del oro perdura día tras día.

LUMINOSIDAD DESDE EL INTERIOR

La Prairie se inspira en el instante fugaz de la luz dorada sobre las cumbres de los Alpes suizos para recrear su resplandor único y reflejarlo en la piel con la nueva Colección Pure Gold. Para ello ha desarrollado un nuevo y exclusivo sistema llamado Pure Gold Diffusion System ideado para ofrecer una luminosidad inmediata y un aporte continuado de dos ingredientes restauradores clave que ayudan a compensar la pérdida de receptividad de la piel. Además de una luminosidad inmediata, el ritual Pure Gold aporta a la piel beneficios a largo plazo gracias a fórmulas de tres características creadas para que el rostro irradie la belleza de la luz dorada. La piel adquiere al instante un aspecto luminoso, joven y sano, como si se iluminara desde dentro.

Pure Gold Collection