SAVOIR-FAIRE

ARTESANÍA SUIZA DE AYER Y HOY

LA ÚLTIMA PALABRA EN EXCELENCIA ARTESANAL

Durante siglos, la artesanía suiza ha sido sinónimo de una unión beatífica de rigurosidad e inventiva, de lujo y funcionalidad. Pocos ejemplos de la excelencia del diseño artesanal suizo y la maestría del artesanado son tan evidentes como el de la relojería, siendo este la punta visible del iceberg de la perdurable historia y el justificado sentimiento de orgullo de su gente con respecto al producto nacional. De hecho, desde que la relojería se ha convertido en la referencia del sector para otros, los humildes y familiares talleres han pasado a ser sinónimos de calidad y distinción, sentando las bases que otros seguirían.

HECHO EN SUIZA: EL REFERENTE MÁXIMO DE DISTINCIÓN

No hay una única razón por la que el mundo considere Suiza el centro de la excelencia en artesanía. Hay teorías que apuntan a la ubicación estratégica de Suiza en el centro de Europa como una ventaja competitiva a la hora de comerciar, lo que pudo conducir naturalmente a la artesanía. Otras señalan su estratégica posición en las antiguas rutas de la seda como detonante de una búsqueda de los más altos estándares en las artes para comerciar.

Igualmente, cabe mencionar el desarrollo y evolución de su enfoque único de industrialización, y cómo el sistema de “etablissage” hizo que los valles se encargaran de manera individual de sus centros cívicos dinámicos y únicos. Una vez formados, estos centros incitaron el desarrollo de su propio estilo de artesanado, lo que distinguió significativamente al país de los centros urbanos del Reino Unido y Alemania. En el caso de Suiza, la pequeña escala se tradujo en una mayor atención al detalle, en el auge de lo manual y en un sentimiento de orgullo por cada detalle.

Actualmente, la denominación “Hecho en Suiza” tiene su propio respaldo y protección legal, y su impronta en cualquier objeto es reconocida a nivel mundial como una marca de excelencia artesanal que denota mucho más que calidad. Tal y como sucedía en siglos pasados, evoca imágenes de atención artesanal al detalle, y un esfuerzo inagotable por la innovación y la diligencia.

Lucien Hervé, Unité d'habitation à Nantes-Rezé, 1952-1954. Getty Research Institute, Los Angeles (2002.R.41). © J. Paul Getty Trust. 
RELOJERÍA SUIZA: LA UNIÓN PERFECTA DE PRECISIÓN Y MILAGRO
Taller relojero. Crédito de la foto: ©Rudenkoi, Getty Images.

Suiza es, y ha sido durante los dos últimos siglos, sinónimo de la relojería más sofisticada. Un arte, el de la creación de relojes, que cuenta con profundas raíces en el país. Algo que no es de extrañar, si reparamos en el énfasis que ponen los suizos en la precisión y el tiempo como principales valores nacionales, así como en las herramientas utilizadas para medir su paso.

Gracias a la inventiva relojera suiza, los centros industriales de relojería del siglo XVIII se trasladaron desde Francia, Alemania e Inglaterra a los valles del Jura, donde florecieron los negocios familiares de relojería a partir de modestos talleres. El siglo XIX fue testigo de una sucesión de éxitos en el sector que posibilitaron la expansión de los artesanos locales a una mayor escala, consolidando al mismo tiempo la ideología suiza de artesanía, estilo incomparable e ingenio.

En las últimas décadas hemos visto cómo los relojeros suizos han ido desarrollando el diseño de sus relojes, hasta abarcar, como es el caso de los relojeros del Jura, campos tan complejos como el de la aeronáutica, el submarinismo o los viajes espaciales. Hoy en día no se observan signos de ralentización o paralización de la industria relojera suiza. Los coleccionistas modernos siguen atesorando el prestigio y perfeccionismo que los relojes suizos representan y ofrecen. Pese a la creciente competitividad internacional en cuanto al diseño y la producción de relojes, los relojes hechos en Suiza seguirán representando el más alto estándar de toda la industria.

LA REINVENCIÓN Y RESURRECCIÓN DE LA HISTÓRICA ARTESANÍA SUIZA

Sería cuanto menos injusto relegar los hitos históricos de la artesanía suiza a una pasada edad de oro. Y es que es todo un hecho que un gran número de sectores históricos en Suiza están resurgiendo de manera sorprendente para satisfacer las necesidades de los consumidores del lujo contemporáneo. Uno de ellos es la industria de la seda en Suiza. Anteriormente la segunda productora del mundo de este lujoso tejido, su producción casi desapareció en Suiza en el siglo XX. Hoy en día, los telares de seda en Zúrich son de nuevo grandes centros de producción de este tejido atemporal, producido según los estándares de calidad suizos.

Los oficios suizos que tuvieron su origen en la cultura y folclore rural también han sido rescatados y revitalizados por grupos de artesanos dispuestos a no dejar que la artesanía suiza se desvaneciera en la historia. El Yodel suizo, el instrumento musical más icónico del país, combina funcionalidad con una innegable belleza tanto en su apariencia como en su tono, y se sigue fabricando de acuerdo con los métodos tradicionales de los maestros artesanales. Se requieren más de 70 horas de tallado a mano para ahuecar los troncos de abeto con los que se fabrican estos cuernos, y obtener un resultado tan embriagador como único.

Más allá de su demanda, la preservación y revitalización de los oficios artesanales y de las prácticas tradicionales requieren de los esfuerzos conjuntos de personas dedicadas. Los suizos valoran el lugar único que ocupan en el mundo de las artes y oficios, de ahí que se hayan fundado diversas organizaciones con el ánimo de preservar e incentivar las artes y oficios para que las generaciones venideras las sigan apreciando, y estas sigan inspirando al mundo. La promoción de la artesanía suiza, así como la garantía de los más altos estándares, permiten que esta larga y poderosa historia de excelencia tenga su legado, y su futuro, asegurados.

Archivo de tejidos de seda de Hochschule Luzern - Design & Kunst. Crédito de la foto: ©Prof. Dr. Alexis Schwarzenbach.
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