Es esta magia la que atrapa mis sentidos, la capacidad de mutación, de movimiento, de ver y de no poder ver. Es lo que sucede con los paisajes suizos, en los que se crea la niebla, cuando llueve, nieva o las montañas se fusionan y separan del resto. La magia de La Prairie pretende asimismo generar un cambio en su vida, hacer desaparecer lo que aparece, deteniendo un momento para siempre. El agua fluye lentamente arriba y abajo, permitiéndole ver y de repente no ver, para que sea consciente del bien más preciado de todos: el tiempo.

De picos extraordinarios a grandes superficies de lagos, de cumbres escarpadas a profundas capas de nieve, siempre han existido en Suiza diversas fuentes de materiales preciosos —entre ellas el agua y la piedra—. Un homenaje al carácter suizo, Drop es una escultura minimalista que explora el recorrido impredecible del agua, cómo transcurre, se divide, se fusiona y transforma en formas dinámicas, a medida que la nieve derretida va cayendo por el valle, llega a los ríos y finalmente alcanza el lago.

El cristal es un material que juega con la luz y las transparencias, el color y la textura, el movimiento y el espacio. Un material que soporta el paso del tiempo y que combina la más pura tradición con la modernidad más atrevida.

La escultura revisita la imagen del infinito, representa un instante congelado en el tiempo, el movimiento del agua capturado en el tiempo, un momento que dura para siempre.

Suiza está profundamente arraigada a sus majestuosas montañas, su cielo azul y su naturaleza infinita. Pero es igualmente sinónimo de precisión, tecnología, vanguardia, cultura y un estilo de vida contemporáneo. Eternal Glance representa justo el momento en el que estos dos mundos se unen.

En ese preciso instante en el que una roca de Vals se funde en aluminio, el material se transforma en una obra de arte que captura la unión de dos mundos. Una unión que me interesa mucho capturar.

La fuente de inspiración principal proviene del rayo de luz que incide en la superficie reflectante y atrae la mirada y la atención. Se trata de una escultura cinética inspirada en la Bauhaus con un giro moderno. La naturaleza mantiene su belleza de acuerdo con las formas misteriosas que tiene de funcionar, como si quisiese ocultar los secretos de la perfección.

El metal es la manifestación perfecta de la eternidad. Glimmer replica esa misteriosa belleza, con algunos mecanismos visibles dispuestos para crear destellos inesperados.